Las cosas están así, me dijo
sosteniendo ese fierro caliente entre sus manos, puedes hablar o callar, pero
es muy probable que si callas te presente a este amiguito ardiente que tengo
entre las manos.
¿Amiguito ardiente? ¿Qué es esto,
una película porno? Dije con tono desabrido. Devuélveme mis cosas Harry,
acabemos con esto cuanto antes.
No señor, no señor. Ha acabado el
tiempo en el que tú dabas órdenes y los demás acatábamos calladamente. ¿Sabes cuál es tu problema?, ¿quieres saber
cuál es tu jodido problema? Que eres un tocapelotas. Siempre lo has sido. Dice
Ramón que la semana pasada lo tuviste encerrado cinco horas en el almacén solo
porque no te gusta el ruido que hace al respirar. ¿No te gusta el ruido que
hace al respirar? Asientes con la cabeza ¿eh hijo de puta?¡Pesa doscientos
kilos! ¡no seas estúpido! No pretenderás que suene como palomita. Y lo tuviste
ahí por más de cinco horas, a ese gordo de mierda, en esa habitación sin
ventanas en pleno mes de agosto. Por el amor de Dios, ¿qué cojones tienes en la
cabeza? Vino a verme llorando, tirando mocos por acá y por allá, con la cara enrojecida
como los huevos de satanás porque del estrés había estado rasca que te rasca. Y
tú eres Tobías, el bueno de Tobías. El que nunca ha roto un plato.
Mira Harry, te propongo una cosa.
Dejaré que se la mames al gordo si me sueltas inmediatamente.
Te ríes. Te hace gracia, ¿no?
Tobías el que todo lo responde con una ironía. El listo del barrio. El que se
las tira a todas. Esa tal mengana que viene a verte casi todas las semanas como
alma en pena, ¡pobre estúpida! ¡Qué pensará!, ¿qué hay algo parecido a un
corazón entre tus costillas? Lo único que hay dentro de ti es mierda. Tu mierda
egoísta y mal oliente. Para que sepas una cosa, le he dicho a Sam que tú ya no
formas parte de esto, que te retire de la jugada. Y a tu noviecita le dije
anoche que te habías ido a vivir con tu mujer y tus hijos. Que de improviso
habías comprendido las bondades de la vida familiar.
Oye Harry, Sam no puede sacarme
de nada. Sam no es nadie. Es una mierda todavía más insignificante que tú, ¿Cómo
quieres que me saque de nada? Yo lo metí a él
en todo esto, y luego a ti. Los dos
deberías estar agradecidos, en lugar de haceros las nenazas ofendidas. Todavía
estás a tiempo de soltarme, te juro que si me sueltas ahora, no os haré nada a
tu novio el gordo y a ti.
El golpe seco del hierro sonó
como un portazo sobre mis costillas. Se me plegó el estómago en una especie de
arcada mientras intentaba sujetarme el tórax con las manos. Nunca pensé que se
pudiera desprender el tórax de alguien pero esa era la sensación que tenía. ¡Joder
hijo de puta! Eso es todo lo que sabes hacer? No me extraña que ese gordo
marica fuera a contarte todos esos chismes, sois las dos igual de mariconas.
Esta vez recibí el hierro con la cara,
la sangre sabía más salada desde la última vez. Podía contabilizar con la lengua, al menos, tres dientes rotos.
Escupí dos de ellos, el tercero creo que me lo tragué o lo confundí con un
coagulo de sangre. ¿Qué mierda quieres, hijo de puta? Dije escupiendo una masa
informe sobre el piso. ¿No me vengas a
decir que todo esto es porque encerré a un gordo durante cinco horas? Dime qué quieres
de una puta vez.
Harry miró al suelo. Tenía una
expresión triste en la cara. Era obvio que no quería hacer nada de lo que estaba
haciendo. Había de tener algún propósito
para actuar así. Seguro el imbécil de Sam le habría propuesto algún tipo
de ascenso si me sacaban de la escena. De cualquier forma el plan ya estaba
jodido y eso era algo que sabíamos casi todos. Ya no había incentivos para
nosotros. Yo que nunca he perseguido nada más allá de la diversión me preguntaba qué estaba haciendo en medio de
todo eso, pero es verdad que Miguel era
un buen hombre. Vaya sí lo queríamos todos por aquí. Era como el padre de cada
uno de nosotros aunque suene estúpido, la verdad que ya no se trataba de dinero
sino de despedirlo como dios manda.
Oye caraluna, Harry tenía el
rostro agujereado por culpa una viruela infantil. Podías ver todos esos cráteres inmensos en sus
mejillas, en su frente; no hubiera sido tan extraño mandar un satélite que
buscase agua ahí. ¿Qué quieres en verdad?, dime. Ya sabes que nos han descubierto
así que deja de hacerte el jodido amo.
Ya no hay plan, ya no hay recompensa al final del viaje. Mataremos a los que le
hicieron eso a Miguel y terminaremos nuestros días vagabundeando en México o
algo peor.
Ah, ¡se me olvidaba! El bueno de Tobías, lo único que quiere es
vengar a Miguel. Es un puto superhéroe. Un vengador. Comemierda. Tú llegaste a
un trato con el cartel. Tú ofreciste a Miguel en bandeja. Sam me enseñó las fotografías.
Por eso estás aquí traidor asqueroso.
Las fotografías, ¿qué
fotografías? No recordaba haberme acercado siquiera al cartel de los Quintero.
Qué estás diciendo mamón de mierda. ¿Crees que soy una rata como tú?
La mano de Harry bajo por su cinturón,
por un momento pensé que iba a ofrecerme su polla como buena maricona enferma. Estuvo
rebuscando ahí un rato entre sus sucios huevos, cuando por fin sacó una vieja
fotografía. En ella aparecía yo con el pequeño de los Quintero, teníamos poco
más de diez años.
Mi carcajada resonó en todo el
lugar. Era un sótano vacío, probablemente de alguna industria abandonada. La
iluminación adentro era muy limitada. Olía a agua empozada y a barniz. Mira
soplapoyas también de pequeño me hice una foto con Mickey Mouse, ¿no pensarás
por eso que estoy vendiendo vuestros secretos a los ratones parisinos? Harry cara
suela de zapato no pudo contener una carcajada.
Lo siento, Tobi, tenía que probarte,
me dijo.
Eres el tío más estúpido que he
conocido en mi vida Harry, te lo digo de
verdad. Los tres gorilas que escoltaban a Harry se rieron también.
Espera Tobi ahora mismo te
suelto, me dijo.
Harry llevó la mano al interior de su abrigo, pensé que iba a sacar la vieja navaja con la que se hurgaba las uñas. Pensé que iba a cortar las cuerdas al rededor de mis muñecas.No vi llegar la bala que me voló
los sesos. Solo tuve una fracción de segundo
para pensar que al menos me reuniría con lo más cercano a un padre que
había tenido en la vida.