miércoles, 22 de abril de 2009

Yo también recuerdo

¡Si hubieras sabido tan solo apreciar lo que teníamos! Estamos en la Cibeles y me das la mano, al lado de ella hay un trabajo para clase que acabamos de imprimir después de pelearnos con el gordo del cyberg, de pelearte perdón, desde lo del café… ¿Cómo era la frase que me dijo? Maldito gordo! ¿Cómo era esa frase? “igual tienes que pagarlo” algo así me dijo, desde entonces no quiero verlo, tu pareces entenderlo y siempre me representas ante él. Bueno, estamos en la Cibeles rodeados de dos Soleras Verdes fresquísimas, frente a mi hay una camiseta del Real Madrid, y cuadros de cantantes de salsa famosos, ahora sólo recuerdo a Ibrahim Ferrer, al otro lado están tus ojos, que me miran con ternura, parecen un poco tristes, me dan ganas de besarlos mientras me dices que “estas seguro, ya me encontraste y no hay que buscar más”. Para mi tampoco hay que buscar más porque eres mi familia, y eso no se cuestiona, es un hecho. Salimos de la Cibeles un poco tocadillos y agarramos una buseta que nos lleva a la casa. La casa es un mundo difícil, allí tenemos que enfrentar a supermalos de la magnitud de Freezer, a Noelia borracha y con complejos sobre el correcto orden de las perchas, y la limpieza del horno, y su disfunción al pensar que las tablas de planchar son mesas. Superado ese nivel, en el dos, nos enfrentamos al niño reggaetonero: Dieeeeeeeeeeeeeeeeeego!!!!!! Y sus grandes canciones cursis del reggaeton. Por último, el peor sin duda de todos los tormentos, el ejército de cucarachas que un día, ante tu espasmo, descubrí que vivía en el cabecero de la cama. Medio tubo de insecticida después y una de los toperas que liabas a base de lejia, la habitación parece gaseada así como lo fue Hitler en la Primera Guerra Mundial, entonces nos dormimos en un sueño tóxico, mientras los pulmones filtran y desfiltran, abrazada a tu espalda, hemos sobrevivido a un día más en Venezuela. Fuera suena Alcides, se escucha un carro con “el minutero”, el rumor de la gente que toma a los pies de nuestro edificio, al lado de la tienda de comestibles, se oyen: “Gracias” y “a la orden”. Al final, después de sopesar bien todas las posibilidades, prefiero que me envuelva en mi sueño, el rumor de tu respiración y el calor de tu pecho.

sábado, 4 de abril de 2009

Mi abuelica en media hora

-Yo el ingles ni papa
-Abuela…. ¿Dónde te daré que no te duela?
-Pero es que no me entero de na… ¡la tonta el pijo!
- Se vino pa probar fortuna y ya no se quiere volver pa su pueblo(hablando de una cubana)
-La tía un día le gusta una cosa y otro día otra
- Estuvimos más bien charlando que haciendo gimnasia
-Abuela viste el documental de las seiscientas?¿y qué opinas?
-que está la gente loca!
-Ya tengo que dejar de compraros bragas que ya no sé como las lleváis.
-Alcánzame la olla de los macarrones, que luego dices que te mando!

  La sangre se confunde detrás de los focos, ya no es roja, ya no es sangre. Las balas se equivocan al salir de las armas, ya no es ca...