jueves, 14 de enero de 2010

¡Qué vergüenza!
Estaba tan confundida que pensé distalgia
Quise decir distancia y dije nostalgia
Entonces todos los comensales
Con sus ampulosas pelucas blancas
Y sus finos bigotes protocolarios
Succionaron mis mejillas abrasadas
Y miraron hacia abajo
Para no contemplar el grotesco espectáculo
La humillación más aberrante
Al cabo me diste la mano por debajo de la mesa
Pero estaba recubierta de una sustancia cancerosa
Que se extendía por tu cuerpo a ritmo de cumbia
Hasta que por fin en la casa me dijiste:
“Vuelve a donde quiera que fuiste feliz”
Me desvestí
Me vestí
Amasé tu pelo, te abracé
Y te dije “aquí”

  La sangre se confunde detrás de los focos, ya no es roja, ya no es sangre. Las balas se equivocan al salir de las armas, ya no es ca...