sábado, 7 de marzo de 2009

Siglos ha!

Vi pasar todos los astros dentro de sus ojos
Y me hizo gracia
porque ninguno se paró a mirarme.

Pasaron tan rápido que alguno perdió la nebulosa
Y se hicieron eclipses
Y rebotaron truenos,
En todo ese holocausto de noche,
Que con la generosidad más hiriente,

Me regalaba su mirada

Virgen Negra

Por Borja Martínez Cebrián

Cultivándote vacía
deambulas por el boulevard de la tarde,
allí lloras a ciegas
tu luna amarilla de Damasco.

Aturdida en el día
te sueñas madura como aurora lenta.
(Por una vereda verde vas
fuera ya del rojo barro,
sin espejos que te acechen).

Al final de la calle oscura
te espera la butaca de rosado terciopelo,
reponen hoy El último tango en París,
Brando y tú os olvidáis del mundo;
te abstraes en diálogos perfectos,
asumes la fecha prematura de tu muerte o
el segundo en que embustera niegas tu agonía.

domingo, 1 de marzo de 2009

Todo el mundo decía que te parecías al Ché
A mi se me antoja que sí, que te parecías a él.

Sólo que tu tenías,
en lugar de revoluciones y guerrillas,
en lugar de Sierra Maestra,
en lugar de la muerte en Bolivia,
una exasperante renuncia en la mirada.

Incluso cuando afirmabas negabas con más ansias,
y yo te veía así luchando contra ti mismo
convencido en realizar el dogma
en cruzar el oceano, en escalar la cima
en recitarme meridanos.
Que sólo quería abrazarte
y quererte, sin idolotrías
por discursos ejemplares,
sino con plena consciencia
de conocer como se conoce a tu hermano.

Aún sabiendo que tu batalla,
por más sincera que fuera,
(en eso sí que fuiste clavadito a él)
estaba perdida de antemano.
En esta mañana
Camino despacio y pletorica
Levantando pequeñas piedras
Con la punta de mi zapato

Piedras que son guaridas,
Tras ellas crecen miles,
Millones de largatijas,que aviesas,
se persiguen sobre la hierba.

Estoy feliz
Hace mucho que no estaba tan feliz
porque las puedo atrapar y verter
En tu pelo y en tus manos.
Y reir, y reir con ellas
Y luego puedo apartarlas y abrazarte
Si me lo permites,
y me dejan sus celosas lenguas.

Puedo recostarme sobre la tierra
Y hablarte de las cosas más tontas
Y aún cuando no estés,
Podré seguir sonriendo en paz
Porque siempre recordaré las carcajadas
y tu mirada de pánico
Al contacto con mis extrañas mascotas

Por mi parte estoy viva para todo
Para ti, para lagartijas, para hoy
Quizá por eso no busco eternizar

¡Hace tanto que ni Joseph ni yo
diseñamos planes quinquenales!

  La sangre se confunde detrás de los focos, ya no es roja, ya no es sangre. Las balas se equivocan al salir de las armas, ya no es ca...